jueves, 3 de octubre de 2013

Los Ojos de Los Bueyes

Alfredo Espino
Jícaras Tristes


¡Los he visto tan tristes, que me cuesta pensar
cómo siendo tan tristes, nunca puedan llorar!...

Y siempre son así: ya sea que la tarde
los bese con sus besos de suaves arreboles,
o que la noche clara los mire con sus soles,
o que la fonda alegre con su sombra los guarde...

Ya ascendiendo la cuesta que lleva al caserío,
entre glaucas hileras de cafetos en flor...
o mirando la aguas de algún murmurador
arroyuelo que corre bajo un bosque sombrío...

¿Que tendrán esos ojos que siempre están soñando
y siempre están abiertos?...
¡Siempre húmedos y vagos y sombríos e inciertos,
cual si siempre estuviesen en silencio implorando!

Una vez, en la senda de una gruta florida
yo vi un buey solitario que miraba los suelos
con insistencia larga, como si en sus anhelos
fuera buscando, ansioso, la libertad perdida...

Y otra vez un árbol y junto a la carreta
cargada de  manojos y mas tarde en la hondura
de una limpia quebrada, y en la inmensa llanura,
y a la luz de un acaso de purpura y violeta...

¡Siempre tristes y vagos los ojos de esos reyes
que ahora son esclavos! Yo no puedo pensar
como, siendo tan tristes, nunca pueden llorar
los ojos de bueyes...




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